La tanatoestética, es un oficio que consiste en maquillar a los difuntos para que sus familiares puedan despedirse de ellos con una apariencia tranquila y apacible.
La periodista Siria Ortiz se adentra en una funeraria para conocer de cerca este oficio y experimentar en primera persona cómo se realiza el proceso. Durante tres días, acompaña a los profesionales en su trabajo y aprende los detalles del proceso de embellecimiento, desde la preparación del cuerpo hasta la aplicación del maquillaje.
La tanatoestética es un trabajo que exige valor y cero sensaciones, ya que se trata de una labor que implica estar cerca de la muerte. Aunque algunas personas pueden pensar que los profesionales de este medio son un poco más inhumanos, la realidad es que son personas humildes, respetuosas y con bastante humanidad, ya que se encargan de dejar al fallecido lo mejor posible para que sus seres queridos puedan tener una última visión de ellos.
La labor de la tanatoestética es clave porque la apariencia del difunto y la apariencia de apacibilidad y no sufrimiento que se transmite a la familia a través de su figura, puede ser de gran ayuda en el proceso de duelo. La embellecedora de rostros de difuntos se encarga de vestir al fallecido y de acomodar su cabello, después de lo cual se aplica maquillaje de manera muy natural.
Durante el proceso de la tanatoestética, se pueden presentar situaciones difíciles, como la del hombre que llega con perforaciones en su rostro. En estos casos se utiliza una técnica de cera reconstructiva para tapar los orificios antes de aplicar el maquillaje.
El objetivo de este oficio es que los familiares puedan tener una última visión de su fallecido lo más apacible y tranquila posible, por lo que la labor de la tanatoestética es fundamental en el proceso de duelo.