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Origen de la Colonia Japonesa en Constanza

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La sobrepoblación y la crisis económica y social que afecto a Japón luego de la segunda Guerra Mundial, propicio negociaciones entre las autoridades japonesas y Trujillo a finales de 1954 con el propósito de establecer asentamientos de ciudadanos japoneses en diferentes colonias de la Republica Dominicana. Constanza, Jarabacoa, Pepillo Salcedo, Neiba, Duvergé y Pedernales fueron los lugares escogidos para establecer dichas colonias. Unos 3,320 japoneses llegaron al país entre 1956 y 1959.

El primer grupo de japoneses que llegaron a Constanza lo conformaron unas 17 familias, integradas por 120 personas procedentes en su mayoría de Kagoshima. Esta colonia agrícola se erigió en el extremo suroeste del valle, a 2 km del centro de la ciudad, en terrenos que pertenecían a Blas Rosado en la sección del Caño hoy conocido como Colonia Japonesa. El gobierno construyo allí 30 casas a un costo unitario de RD$ 1,635.96.

Casi todos los inmigrantes japoneses eran agricultores en su país natal y vendieron sus tierras y pertenencias para comprar nuevos equipos y traerlos a Republica Dominicana. Entre esos equipos habían bombas de fumigar, bicicletas y moto cultivadoras, como las de Hitoshi Waki que innovaron las técnicas agrícolas en Constanza. Desde su llegada los japones mostraron un elevado concepto del trabajo y un encomiable espíritu de laboriosidad. Tanto los hombres como las mujeres trabajaban de sol a sol y era frecuente ver en las parcelas con sus grandes sombreros de paja, sus bebes cargados a su espalda. Los japoneses introdujeron nuevos métodos de cultivos como los invernaderos para flores que hizo Hitoshi Waki.

A los inmigrantes japones en Constanza se les prometió entregarle 100 tareas de tierra por cabeza de familia, disposición que no fue cumplida y posterior le informaron que solo le entregarían 50 tareas bajo el alegato de que pronto llegarían más inmigrantes.

En mayo de 1957 la colonia japonesa de Constanza alcanzaba 200 japoneses que se habían dedicado al cultivo de papas, habichuelas, ajos y hortalizas. Un informe en 1958 sobre el desenvolvimiento agrícola de la colonia indicaba que de las 1,756 tareas asignadas en ese momento, habías 193 que todavía era cenagosas y no cultivables (11%), 654 tareas estaban sembradas de hortalizas (37%), 317 de habichuelas (18%), 28 de batatas (2%), 9 de ajo (1%), 15 de maní (1%), 179 de papas (10%) y 2 de yuca. Quedaba 358 tareas (20%) en fase de preparación. Años después los Japoneses introdujeron vegetales como: coliflor, apio, lechuga, brócoli, puerro, repollo chino y nabo.

De todas las colonias agrícolas japonesas, la que logra mayor renombre nacional es la de Constanza. Se desconoce la razón, pero su fama es de tal nivel que muchos dominicanos piensan que es el único sitio donde existen los japoneses y sus descendientes.

Como se puede notar, uno de los aspectos más destacados de la Colonia Japonesa en Constanza es su importante contribución a la economía local a través de la agricultura. Los japoneses han introducido técnicas agrícolas avanzadas y han compartido su conocimiento en el cultivo de productos como las fresas, las flores y las hortalizas.

Gracias a su experiencia y dedicación, Constanza se ha convertido en un importante centro de producción de flores que hoy alcanza más de 500,000 mts2 en producción bajo techo y unas 1,300 tareas campo abierto.

La comunidad japonesa en Constanza ha promovido el intercambio de estudiantes y profesionales entre Japón y la República Dominicana. Estas oportunidades de estudio y trabajo en el extranjero han brindado a los jóvenes dominicanos la posibilidad de sumergirse en la cultura japonesa, adquirir nuevos conocimientos y habilidades, y luego regresar a su país de origen para compartir sus experiencias y contribuir al desarrollo local.

La Colonia Japonesa en Constanza, República Dominicana, es un ejemplo impresionante de cómo una comunidad migrante puede dejar una huella duradera en su nuevo hogar. A través de su historia, tradiciones, contribuciones económicas y educativas, intercambio cultural y preservación del patrimonio, la Colonia Japonesa ha enriquecido la vida de la comunidad local y ha fortalecido los lazos entre la República Dominicana y Japón.

Es importante reconocer y valorar la diversidad cultural y el impacto positivo que las comunidades migrantes pueden tener en el desarrollo y la identidad de un lugar. La Colonia Japonesa en Constanza es un testimonio vivo de cómo el intercambio cultural y la preservación de las tradiciones pueden enriquecer y fortalecer una sociedad, y su legado continuará inspirando a las generaciones venideras.

 

Estas son Honorables y emprendedoras familias que no debemos olvidar sus nombres:

 

– Misako Kaminose, quien enviudó de Katsumi Takayoshi.

– Sinhichi Ariyama y su esposa Miyo Nahamura.

– Minoru Ariyama, casado con la dominicana Mayra Domínguez.

– Mutsuko Kamimae, esposa de Shinzaburo Ariyama.

– Choko Waki e Hitoshi Waki.

– Yumiko Waki.

– Teruki Waki, casado con la dominicana Samira Santana.

– Kunihiro Takata, quien enviudo de la dominicana María Pichardo.

– Yoko Kato, casada con el dominicano Miguel Matías.

– Shizue Kato, casada con el dominicano Juan Soriano.

– Riyoishi Takayoshi, casado con la dominicana Zoila Gil.

– Kimiko Suzuki.

– Yoko Sakamoto, esposa de Korei Nishio.

– Toru Kamimae y su esposa Kazuko Ueno.

– Miyoko Takayoshi, casada con el español Carlos Ferradas Otero.

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