Este jueves, después de la fiesta de la Santísima Trinidad, la Iglesia celebra la solemnidad del Corpus Christi, donde honramos la presencia real de Jesús en la Eucaristía.
El milagro que dio origen a esta fiesta
En el siglo XIII, un sacerdote llamado Pedro de Praga dudaba si Cristo estaba realmente presente en la hostia consagrada. Durante una Misa en Bolsena (Italia), la hostia comenzó a sangrar, confirmando así el milagro eucarístico. El Papa Urbano IV, al comprobarlo, estableció esta fiesta en 1264, recordando que, en la Misa, el pan y el vino se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Cristo (transubstanciación).
Jesús se entrega por nosotros
En la Última Cena, Jesús dijo: «Esto es mi Cuerpo, que se entrega por ustedes» y «Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi Sangre». Con estas palabras, nos dejó el gran regalo de la Eucaristía, donde Él mismo se hace alimento para nuestra alma.
¿Cómo vivir esta fe en la Eucaristía?
Santa Catalina de Siena decía que, aunque nuestros sentidos físicos solo ven pan, la fe nos permite reconocer a Jesús. Quien comulga con amor y devoción, no solo recibe un símbolo, sino al mismo Cristo.
Reflexiones para el corazón
- ¿Recibo la comunión con preparación y gratitud?
- ¿Adoro a Jesús en el Sagrario y lo llevo en mi corazón después de Misa?
- ¿Mi vida refleja que Cristo vive en mí?
En un mundo donde muchos viven como si Dios no existiera, la Eucaristía es un signo de esperanza: Dios no nos abandona, se queda con nosotros.
Señor, aumenta mi fe. Que cada vez que te reciba en la Eucaristía, mi alma se llene de tu amor y lleve tu paz a los demás.
¡Que Jesús Eucaristía transforme nuestras vidas!
Hna. Ángela Cabrera
Discípula Misionera por la Santidad
¿Quieres profundizar en este misterio? Te invitamos a participar en la Adoración Eucarística y a vivir cada Misa con fe viva.