El 5 de julio de 1982 marcó el inicio de una visita histórica para el país: la llegada de la Madre Teresa de Calcuta, quien en septiembre de 2016 se convertiría en la segunda santa (después de Juan Pablo II) en pisar suelo dominicano. Su canonización por el papa Francisco en la Plaza de San Pedro la inscribió definitivamente en el libro de los santos de la Iglesia Católica.
Un legado de servicio y humildad
La Madre Teresa, fundadora de las Misioneras de la Caridad, dedicó su vida a los más pobres. Su filosofía quedó plasmada en una anécdota mundialmente conocida: mientras limpiaba los gusanos de la pierna de un moribundo, un periodista le confesó: «Yo no haría eso ni por un millón de dólares». Ella respondió: «Por un millón de dólares, yo tampoco lo haría».
Su huella en República Dominicana
Durante su estadía de más de una semana, la santa:
- Viajó a zonas marginadas: Visitó San Juan de la Maguana y Elías Piña apenas un día después de llegar, tras un agotador viaje desde Medio Oriente con escala en Nueva York.
- Dejó obras permanentes: Inauguró una guardería para niños pobres y tres fundaciones de su congregación, que aún operan en el país.
- Inspiró con su sencillez: Sorprendió a feligreses al aparecer sin previo aviso en la parroquia San Pablo de Cristo Rey, donde compartió una poderosa oración con la productora Olga Sánchez: «Jesús, yo creo en tu tierno amor por mí, yo te amo».
Contexto histórico
- Primer santo visitante: Juan Pablo II (1979), quien eligió Santo Domingo para iniciar su primer viaje papal a América Latina.
- Acompañamiento local: El entonces arzobispo Nicolás de Jesús López Rodríguez guió a la Madre Teresa en su recorrido por comunidades necesitadas.
Pie de foto: El cardenal López Rodríguez y Andrés Dauahre Sr. durante la visita de la Madre Teresa.