Constanza. – La noche del lunes, a las 10:35pm, se vivió un momento de incomodidad y controversia durante el cierre de las festividades que prometían ser un espacio de entretenimiento sano para toda la familia. Lo que parecía ser un evento festivo y alegre para padres, madres y niños, terminó con una presentación artística que dejó a muchos atónitos.
Una joven, sobre el escenario, utilizó palabras y expresiones consideradas ofensivas y degradantes, no solo hacia las mujeres, sino también hacia la cultura que la comunidad busca preservar. Las expresiones no solo desataron la molestia de los adultos presentes, sino que provocaron que muchos padres apagaran sus televisores para proteger a sus hijos de lo que consideraban un lenguaje inapropiado.
La indignación no se hizo esperar, y muchos asistentes manifestaron su decepción, asegurando que lo «gratis» en ocasiones puede salir muy caro. A la expectativa de un cierre que reuniera a la familia en torno a una celebración positiva, las palabras de la artista fueron vistas como un retroceso en los esfuerzos por ofrecer entretenimiento responsable y de calidad.
La responsabilidad de los medios de comunicación
En este contexto, los medios de comunicación también tienen un rol crucial. Es esencial que sepan cuándo y cómo censurar ciertos términos para evitar maltratar la integridad de los ciudadanos honrados y preservar la imagen de un pueblo que suspira esperanza de manera honesta. La comunidad de Constanza pertenece a todos, y este tipo de situaciones afecta el bienestar colectivo.
Ante lo sucedido la noche del 9 de septiembre de 2024, el comité organizador debería, en respeto a la población, ofrecer una disculpa pública, aunque el daño auditivo ya está hecho. Muchos niños y adolescentes han quedado confundidos, y es probable que lo escuchado se repita en sus sueños y en los pasillos de sus vidas cotidianas. Las palabras y los actos dejan huella, y el respeto por el público debe estar siempre en primer lugar.
La polémica deja una reflexión clara:
«El cuidado y respeto hacia las audiencias, en especial los más pequeños, debe ser una prioridad, y lo que puede parecer entretenimiento para algunos, puede resultar dañino y ofensivo para otros».
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