LUCAS 21, 25-28. 34-36
Por: Luis Federico Santana J.
Jesús habla de los signos de los tiempos, signos apocalípticos y del fin del mundo. Habla de este tema momentos en que los discípulos desearían escuchar cosas agradables y positivas.
Con ese discurso el Hijo de Dios estaba dañando el momento a los discípulos, desde su perspectiva. Hablar de fin del mundo es desagradable y aburrido, cuando se puede conversar sobre temas menos pesados.
“Verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y majestad; enviará a los ángeles para reunir a sus elegidos de los cuatro vientos, de horizonte a horizonte” dice Jesús.
El Maestro de Galilea estaba anticipando lo que ocurriría en el futuro de su Proyecto Evangelizador.
Es en ese contexto que Jesús propone a los discípulos la parábola de la higuera. Ocurre con la higuera, dice el Rabí de Galilea, que cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas, es que el verano está cerca.
Del mismo modo ustedes deben aprender a ver los signos de los tiempos. “Les aseguro que no pasará esta generación antes que todo se cumpla. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.”
A pesar de los detalles explicativos ofrecidos en su discurso, el Maestro de Galilea aclara que “nadie sabe el día ni la hora.” Si no sabemos el día ni la hora, hay que estar preparados para cualquier momento. Así es la vida cristiana.
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