El 8 de Noviembre el mundo celebra “El Día Mundial Sin Wi-Fi”, creado en 2016 por la Federación Ambientalista Internacional (FAI), es una jornada de reflexión que invita a la población global a desconectarse temporalmente de las redes inalámbricas y considerar los posibles riesgos de la tecnología Wi-Fi en la vida cotidiana. Esta iniciativa surge como una respuesta a la creciente dependencia de la conectividad inalámbrica, buscando no solo promover un uso más consciente de estas redes, sino también visibilizar estudios que exploran el impacto de la exposición constante a señales electromagnéticas sobre la salud y el medio ambiente.
La celebración de este día busca, en primer lugar, recordar que la conectividad inalámbrica, aunque conveniente y en muchos casos esencial para el funcionamiento de nuestra sociedad moderna, no está exenta de preocupaciones. Estudios en curso están investigando cómo los campos electromagnéticos emitidos por las redes Wi-Fi pueden afectar la salud humana, especialmente en sectores vulnerables como niños y personas mayores. Aunque las investigaciones no son concluyentes, algunos científicos advierten que la exposición prolongada podría estar relacionada con problemas de salud, lo que ha llevado a instituciones como la FAI a fomentar un enfoque más precautorio.
Además, el Día Mundial Sin Wi-Fi invita a reflexionar sobre el impacto ambiental de esta tecnología. La infraestructura de redes inalámbricas implica un consumo significativo de energía y contribuye a la generación de residuos electrónicos, especialmente debido a la rápida obsolescencia de dispositivos como routers y puntos de acceso. Así, este día no solo es una pausa en el uso del Wi-Fi, sino un llamado a considerar alternativas tecnológicas que sean más sostenibles y responsables con el entorno.
En un mundo hiperconectado, donde la dependencia de internet inalámbrico está en constante aumento, el Día Mundial Sin Wi-Fi ofrece la oportunidad de tomar consciencia sobre nuestros hábitos de conexión y de considerar formas de reducir la exposición. Al desconectarnos, aunque sea por un día, recordamos la importancia de mantener un equilibrio entre los beneficios de la tecnología y nuestro bienestar, tanto a nivel individual como colectivo.