Esta frase encierra una verdad profunda sobre la esencia de la enfermería. No se trata solo de aplicar conocimientos médicos o seguir protocolos; es, ante todo, un oficio que exige humanidad.
Los enfermeros dominan técnicas complejas, desde administrar medicamentos hasta manejar equipos especializados. Pero lo que realmente marca la diferencia es su capacidad de conectar con el paciente. Un gesto amable, una palabra de aliento o simplemente escuchar puede aliviar tanto como un tratamiento.
El arte de cuidar
- Amor porque, sin empatía, los procedimientos se vuelven fríos. Un enfermero no solo cura heridas físicas, sino que también acompaña en el miedo y la incertidumbre.
- Paciencia porque atender a alguien en su momento de vulnerabilidad requiere tolerancia, especialmente cuando el dolor o la angustia nublan la gratitud.
Más que una profesión, una vocación
Quienes eligen esta carrera no lo hacen solo por un sueldo, sino por un llamado a servir. Es un trabajo agotador, a veces ingrato, pero también de los más nobles. Como dijo una vez una enfermera: «No recordarán mi nombre, pero espero que recuerden cómo los hice sentir».
Hoy, al reflexionar sobre estas palabras, reconozcamos a los enfermeros no solo como profesionales de la salud, sino como artistas del cuidado humano. En especial, a los héroes de batas blancas de Constanza y toda República Dominicana, cuyo arte silencioso transforma vidas.