La Carolina: El Árbol de Primavera que Encanta a Constanza

Constanza. – En el corazón de la República Dominicana, en el valle fresco de Constanza, hay un árbol que anuncia la primavera con un espectáculo de flores rosadas: la Carolina (Sambucus nigra). Aunque su nombre sugiere raíces locales, en realidad es originaria de Europa y partes de Asia. Sin embargo, encontró un hogar perfecto en este rincón del Caribe, donde el clima templado y las noches frescas le permiten florecer con alegría.

Un Árbol de Otro Mundo en el Caribe

Constanza, conocida como el «Valle Encantado», es única en la región. A diferencia de las playas tropicales, aquí las temperaturas bajan tanto que en invierno ¡puedes ver tu aliento en el aire! Este clima frío, poco común en el Caribe, es ideal para la Carolina, que necesita:

1. Noches frescas (entre 10-15°C) para activar su floración.
2. Suelos húmedos pero bien drenados, como los que abundan en las laderas de Constanza.
3. Luz solar directa, aunque tolera algo de sombra.

Flores que Parecen de Cuento

En primavera, la Carolina se viste de racimos de flores pequeñas y aromáticas, de un rosa pálido que a veces tiende al blanco. Estas florecitas tienen forma de estrella y se agrupan en ramilletes que atraen a abejas y mariposas. Pero su belleza no es lo único especial:

• Beneficios para la salud: Las flores de la Carolina (y también sus bayas, cuando aparecen) se usan en infusiones para aliviar resfriados y reforzar el sistema inmunológico. En la medicina tradicional europea, se les atribuyen propiedades antiinflamatorias y diuréticas. Eso sí, ¡nunca deben consumirse crudas!, ya que contienen compuestos que requieren cocción para ser seguros.

Aunque la Carolina no es nativa de la isla, los agricultores y jardineros de Constanza la adoptaron por su resistencia y su capacidad para adaptarse a las alturas. Hoy, es común verla en patios y caminos, añadiendo un toque de magia primaveral entre las montañas verdes.

Así que, si visitas Constanza entre marzo y mayo, busca esos ramos rosados meciéndose con la brisa. No solo son un regalo para la vista, sino un recordatorio de cómo la naturaleza une continentes… y cura con sus flores.

Flores de Carolina en El Valle, Constanza