(Por considerarlo muy edificante y oportuno, compartimos esta información de la que desconocemos su autoría. Aparentemente es la obra de varios técnicos meteorólogos)
Imagine un huracán tan lento que usted, caminando a paso normal, podría ganarle. Eso está sucediendo ahora mismo en el Caribe. La Tormenta Tropical Melissa, que se convertirá en huracán, se está moviendo a una velocidad de entre 2 y 4 km/h, prácticamente estacionaria. Pero, lejos de ser una noticia tranquilizadora, esta lentitud extrema es su característica más peligrosa. ¿Qué fuerza invisible la está deteniendo y por qué los meteorólogos están tan preocupados?
El Muro Invisible: Atrapada entre dos Gigantes
La respuesta es más sencilla de lo que parece: Melissa está atrapada. No hay una montaña o una isla gigante deteniéndola, sino un «muro» atmosférico creado por dos sistemas de alta presión.
Piense en estos sistemas como dos colosos o dos montañas de aire denso y pesado.
· Uno está situado al norte de Melissa (sobre el Atlántico).
· Otro está situado al sur o este de la tormenta.
Estos dos gigantes actúan como los laterales de un pasillo, bloqueando cualquier camino de escape hacia el norte o el sur. Y lo más importante: ninguno de los dos es lo suficientemente fuerte para «empujarla» de manera decisiva. Melissa se encuentra en una zona de «punto muerto», un callejón sin salida meteorológico donde los vientos que normalmente guían y dirigen a estos monstruos (conocidos como «vientos guía») son extraordinariamente débiles.
El resultado es que la tormenta se mueve a la deriva, sin un rumbo definido, dando vueltas en círculos o desplazándose a la velocidad de un caracol.
La Paradoja Peligrosa: Moverse Lento para ser Más Fuerte y Más Dañina
Aquí reside la gran paradoja y el mayor riesgo. Que Melissa apenas se mueva no significa que se esté debilitando. Al contrario, significa que:
- Se está «cargando» de forma constante: Al permanecer días sobre las aguas excepcionalmente cálidas del Mar Caribe, la tormenta absorbe energía sin parar, como una batería gigante conectada a un cargador. Esto permite que se intensifique de manera constante y se convierta en un huracán mayor.
- Descarga lluvias catastróficas sobre las mismas zonas: Imagine una manguera de bomberos extremadamente poderosa apuntando al mismo jardín durante días enteros. El suelo se satura, los ríos se desbordan y las laderas de las montañas se vuelven inestables. Eso es exactamente lo que está haciendo Melissa. Al no moverse, sus bandas de lluvia torrencial impactan una y otra vez las mismas comunidades, especialmente en Haití, República Dominicana y Jamaica, con un riesgo extremo de inundaciones repentinas y deslizamientos de tierra mortales.
Conclusión: Un Peligro en Cámara Lenta
Melissa no es un huracán que pase rápidamente dejando daños por viento. Es un evento de lluvia e inundación en cámara lenta. Su lentitud, causada por quedar atrapada entre sistemas de alta presión, es lo que la convierte en una amenaza tan insidiosa y peligrosa.
La naturaleza nos recuerda que a veces, la fuerza más destructiva no es la velocidad, sino la persistencia implacable.
Es crucial que las comunidades en la trayectoria de Melissa sigan las indicaciones de las autoridades locales y del Centro Nacional de Huracanes, ya que el mayor peligro no llegará con un rugido, sino con un goteo constante y devastador que puede durar días.
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