¿Alguna vez has escuchado el término “simonía”? Esta palabra, que describe un grave pecado dentro de la iglesia, no nació en un concilio teológico, sino de una fascinante y dramática historia en el libro de los Hechos. Es la historia de un hombre que quió comprar el poder de Dios con dinero. Sigue leyendo para descubrir esta narrativa llena de advertencia y relevancia.
La historia se desarrolla en Hechos capítulo 8. Después de la persecución en Jerusalén, el diácono Felipe viaja a una ciudad de Samaria a predicar acerca de Cristo. Allí, su ministerio está marcado por señales y milagros: sanidades y liberaciones que causan gran gozo entre la gente. El poder auténtico de Dios se estaba manifestando.
En esta ciudad, se encontraba un hombre llamado Simón, conocido como Simón el Mago. Durante mucho tiempo, él había hechizado a los samaritanos con sus artes mágicas, haciéndose pasar por alguien grandioso. Sin embargo, ante la demostración del poder genuino de Dios a través de Felipe, el mismo Simón creyó y fue bautizado, siguiendo asombrado al evangelista.
La trama central se desencadena con la llegada de los apóstoles Pedro y Juan desde Jerusalén. Ellos vinieron para orar por los nuevos creyentes, para que recibieran el Espíritu Santo.
«Entonces les imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo» (Hechos 8:17).
Al ser testigo de este evento sobrenatural, Simón el Mago vio una oportunidad. En su mente, el poder espiritual era una mercancía que podía adquirirse. «Les ofreció dinero, diciendo: Dadme también a mí este poder, para que cualquiera a quien yo imponga las manos reciba el Espíritu Santo» (Hechos 8:18-19).
La respuesta de Pedro fue una de las más duras y directas registradas en el Nuevo Testamento. No hubo rodeos. «¡Que tu dinero perezca contigo, porque pensaste que el don de Dios se obtenía con dinero!» (Hechos 8:20).
Pedro identificó el corazón del problema: «tu corazón no es recto delante de Dios». Lo instó a un arrepentimiento genuino, revelando que aún estaba atado por la amargura y el pecado. Esta confrontación dio origen al término «simonía», que se define como la compra o venta de bienes, cargos o poderes espirituales.
¿Qué es la Simonía? Una Definición Actual
La simonía es, en esencia, tratar de comercializar lo que solo puede ser recibido por gracia. Es el intento de usar medios terrenales—dinero, influencia, favores—para obtener lo que Dios da gratuitamente: Su Espíritu, Sus dones, Su autoridad y Su perdón. Es un pecado que corrompe el corazón de la fe y reduce lo sagrado a una transacción.
La historia de Simón el Mago no es solo un relato antiguo; es un espejo para la iglesia de hoy. Nos desafía a examinar nuestros propios motivos. ¿Servimos a Dios buscando Su poder para nuestro beneficio? ¿Pensamos que nuestra ofrenda o nuestro servicio nos hacen merecedores de Sus dones?
Recordemos: la esencia del Evangelio es la gracia. Lo que no podemos comprar, Cristo ya lo pagó en la cruz. Recibámoslo con un corazón humilde y agradecido, listos para dar, no para negociar.
-
-
-
-
-
-
-
