La belleza inigualable de Constanza, el «Valle Encantado del Caribe» de la República Dominicana, se encuentra hoy bajo una amenaza silenciosa y autoinfligida.
La proliferación descontrolada de pozos tubulares para la extracción de agua subterránea ha pasado de ser una solución improvisada a un problema de seguridad nacional. Cuando vemos estas perforaciones surgir con aparente desorden, incluso en contenes y vías peatonales, no solo estamos presenciando una violación a las normas urbanísticas, sino que estamos cavando la tumba ecológica y estructural de nuestra propia ciudad.
El problema de fondo es la sobreexplotación de nuestros acuíferos, un recurso finito y vital. La extracción indiscriminada, impulsada por la falta de una infraestructura de agua potable eficiente, está generando un daño ecológico sin precedentes, con consecuencias directas e irreversibles.
A nivel global, la ciencia ha documentado que el bombeo excesivo de agua subterránea provoca la subsidencia o hundimiento del terreno [1]. Al vaciarse los poros del subsuelo, los sedimentos se compactan, causando el descenso de la superficie.
En un entorno urbano como Constanza, esto se traduce en daños a carreteras, cimientos y toda la infraestructura civil. Pero el impacto va más allá de la mera estabilidad del suelo. La sobreexplotación reduce el nivel freático, lo que a su vez afecta directamente a los ecosistemas superficiales.
Reportes locales ya señalan el impacto negativo en las cabeceras de ríos vitales como el Tireo, río Constanza, río Pantuflas y otros [3], que se ven mermados al ser drenados desde abajo. Además, la disminución de la presión en el acuífero facilita la migración de contaminantes y, en zonas costeras, la intrusión salina, degradando la calidad del agua que queda [1].
Estamos sacrificando la sostenibilidad hídrica de las futuras generaciones por una conveniencia inmediata y mal gestionada. Sin embargo, el riesgo más grave y menos discutido es el peligro sísmico. Constanza no es una zona geológicamente inerte; se asienta en la Cordillera Central, una región de intensa deformación tectónica con un historial de sismos significativos. La zona está influenciada por fallas activas como la de San José de Ocoa y Los Bañilejos, y tiene antecedentes de terremotos de gran magnitud, como el de 1911 (M 7.0) [4]. Es aquí donde la proliferación de pozos se convierte en una verdadera bomba de tiempo.
La extracción masiva de fluidos del subsuelo puede alterar las presiones en las fallas geológicas, un fenómeno conocido como sismicidad inducida. Aunque no hay estudios concluyentes para Constanza, la evidencia de casos internacionales, como el terremoto de Lorca en España, demuestra que la alteración de los acuíferos puede tener la capacidad de adelantar o inducir eventos sísmicos [2]. Peor aún, la construcción de pozos tubulares en el corazón de la zona urbana, con la cercanía y la improvisación que se ha denunciado, debilita estructuralmente el suelo. En caso de un movimiento telúrico, estas perforaciones actúan como puntos de fragilidad, aumentando la vulnerabilidad de las edificaciones circundantes y multiplicando el riesgo de colapso.
Estamos introduciendo miles de puntos débiles en una matriz geológica ya de por sí estresada. La respuesta de las autoridades ha sido, en el mejor de los casos, contradictoria. Mientras existen prohibiciones, la práctica continúa, e incluso se ha visto a entidades gubernamentales entregar pozos a comunidades, lo que subraya la desesperada necesidad de agua potable y la falla del sistema público. Esta es una crisis de gobernanza que se disfraza de crisis hídrica.
La solución no pasa por la prohibición sin alternativas, sino por la acción inmediata y planificada.
- 1. Moratoria y Regulación Estricta: Declarar una moratoria inmediata a la perforación de nuevos pozos y establecer un censo riguroso de los existentes, con inspecciones técnicas obligatorias.
- 2. Inversión en Infraestructura: Priorizar la inversión en sistemas de acueductos y distribución de agua superficial sostenibles, eliminando la necesidad de recurrir al subsuelo.
- 3. Estudios de Riesgo: Financiar urgentemente estudios geológicos y sísmicos que evalúen la capacidad de carga del acuífero de Constanza y el impacto de la extracción en la estabilidad de las fallas locales.
Constanza merece más que una gestión improvisada. Necesitamos proteger nuestro patrimonio natural y, sobre todo, la vida de nuestros ciudadanos. La inacción ante esta doble amenaza ecológica y sísmica es una negligencia que la historia no perdonará.
Referencias:
[1] La extracción masiva de agua del subsuelo: un desafío ambiental que pone en riesgo nuestro futuro. La Alianza. [https://riosycuencas.com/publicaciones/la-extraccin-masiva-de-agua-del-subsuelo-un-desafo-ambiental-que-pone-en-riesgo-nuestro-futuro1]
[2] La extracción de agua del subsuelo también puede causar sismos. OLCA. [https://olca.cl/articulo/nota.php?id=102441]
[3] CDN Reportajes | Así muere el río Tireo en Constanza. YouTube. [https://www.youtube.com/watch?v=c3eVWoU0pOk]
[4] Sismicidad en la Región Central de la Española. Centro Nacional de Sismología – UASD. [https://sismologico.uasd.edu.do/sismicidad-en-la-region-central-de-la-espanola/]
[5] Preocupación en Constanza por construcción de pozos tubulares, a pesar de estar prohibido. Noticias SIN. [https://noticiassin.com/preocupacion-en-constanza-por-construccion-de-pozos-tubulares-a-pesar-de-estar-prohibido-864626]
[6] ¿Qué nos queda?. El Soberano, Constanza.
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