Por José Zabala
Nueva York – La República Dominicana enfrenta en 2025 el desafío de implementar una reforma fiscal integral que impulse el crecimiento sostenible, manteniendo el equilibrio entre las necesidades del Estado y el bienestar ciudadano. Con una economía destacada en la región pero con presiones migratorias y de consumo, el país requiere consensos multisectoriales para diseñar políticas efectivas.
Impacto Social y Económico
El posible ajuste a la canasta familiar emerge como punto crítico. Expertos advierten que cambios mal planificados podrían generar descontento social, mientras ciudadanos como María Rodríguez (comerciante) exigen mejoras en servicios básicos a cambio de mayores cargas tributarias.
Rafael Peña, trabajador independiente, destaca: «El gobierno debe incluir a la diáspora en el diálogo, pues aportamos significativamente a la economía».
Pilares para una Reforma Exitosa
- Consenso nacional: Participación activa de sectores económicos y sociales.
- Transparencia: Destino claro de recursos a educación, salud e infraestructura.
- Apoyo internacional: Asesoría técnica para optimizar gestión fiscal.
Agricultura y Producción: Claves ante la Demanda
Con 11 millones de turistas en 2024 y flujos migratorios crecientes, fortalecer la producción nacional es urgente para reducir dependencia de importaciones. Inversiones en agricultura y sector manufacturero podrían estabilizar la balanza comercial.
Modernización Tributaria
La DGII requiere reformas estructurales para:
- Equilibrar anticipos fiscales que afectan a PYMES.
- Incluir al sector informal en el sistema tributario.
- Garantizar equidad entre grandes empresas y contribuyentes individuales.
El 2025 representa una oportunidad para transformar desafíos en progreso. Una reforma fiscal inclusiva, técnica y consensuada sentará las bases para un desarrollo económico justo y sostenible, evitando retrocesos sociales.